Entonces dijo Abisai a David: Dios ha entregado hoy a tu enemigo en tus manos; porque así, según el uso de la guerra, miraba a Saulo; ahora, pues, te ruego que lo golpee con la lanza hasta la tierra de una vez, y no lo golpearé por segunda vez. Este comentario sombrío, de que no habría necesidad de un segundo golpe, muestra cómo se sentían los hombres de David acerca de la expedición de búsqueda de Saúl.

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