Entonces dijo Saúl a sus siervos, incitándole su corazón endurecido a recurrir a medios supersticiosos prohibidos por la Ley: Búscame una mujer que tenga un espíritu familiar, una en posesión de un Ob, o espíritu, capaz de conjurar a los muertos, para que pueda ir a ella y preguntarle, para que le revele el futuro. Y sus siervos le dijeron: He aquí, hay una mujer que tiene un espíritu familiar en Endor, una ciudad a unas doce millas al norte de Gilboa, en las laderas del norte del Pequeño Hermón, casi diez millas al sureste de Nazaret.

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