Y Samuel se lo contó todo, poniendo la patética demanda de Elí por encima de su propio miedo y dolor, y no le ocultó nada. Así Samuel entró en su oficio profético. Y él, Elí, dijo: Es el Señor; que haga lo que bien le parezca. Expresó su humilde sumisión a la voluntad del Señor, porque con toda su debilidad y a pesar de su transgresión era un creyente en Jehová de Israel, y se dio cuenta de la justicia del castigo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad