Y Samuel respondió a Saúl y dijo: Yo soy el vidente; sube delante de mí al lugar alto, siendo esta invitación una señal de respeto; porque hoy comerás conmigo, la bondad de Samuel hizo que incluyera también al siervo, y mañana te dejaré ir y te contaré todo lo que hay en tu corazón, revelándole sus pensamientos más íntimos y dando así evidencia de su habilidad profética.

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