Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías le habló, diciendo: He aquí, las palabras de los profetas declaran bien al rey con un asentimiento; Por tanto, te ruego que tu palabra sea como la de ellos, y hable bien. El mensajero habló con amabilidad, ya que evidentemente quería que Micaías escapara de la ira del rey.

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