Y otros diez mil que quedaron con vida, después de ser capturados, los hijos de Judá se llevaron cautivos y los llevaron a la cima de la roca, una colina o punta rocosa conocida, probablemente en la que estaba situada la capital de Idumea, y los arrojó desde lo alto de la peña, y todos fueron despedazados, una forma común de ejecución entre las naciones antiguas.

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