Así que Acaz, en su gran aflicción, envió mensajeros a Tiglat-pileser, rey de Asiria, diciendo: Yo soy tu siervo y tu hijo, ofreciendo así ser vasallo tributario; sube y sálvame de la mano del rey de Siria y de la mano del rey de Israel que se levantan contra mí. Parece, entonces, que Acaz no tuvo fe en las promesas de Isaías.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad