Y el rey de Babilonia los hirió por participar en la rebelión, y los mató en Ribla, en la tierra de Hamat, la provincia de Siria en el extremo norte de Palestina. Entonces Judá fue arrebatado de su tierra. Este fue el comienzo del gran cautiverio, con el cual la antigua gloria de Judá se desvaneció, porque nunca más recuperó su posición de independencia y poder. La destrucción de Jerusalén es un tipo del último gran juicio que vendrá sobre el mundo.

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