Y Absalón, fiel a su plan de ocultar sus sentimientos por el momento y adormecer a Amnón con seguridad, no le dijo a su hermano Amnón ni bueno ni malo, simplemente lo evitó; porque Absalón odiaba a Amnón porque había obligado a su hermana Tamar. Los ejemplos de pecado que aquí se narran infunden odio y horror por el pecado. Muestran que todo pecado y especialmente los pecados de la carne son una abominación a los ojos de Dios, males que sólo causan dolor y angustia entre los hombres.

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