Y el rey dijo: ¿No está contigo la mano de Joab en todo esto? Toda la forma en que se había presentado y manejado el caso le recordó a su general. Y la mujer respondió y dijo, reconociendo sinceramente la sagacidad del rey: Vive tu alma, rey señor mío, que nadie puede volverse a la derecha ni a la izquierda de lo que mi señor el rey ha dicho, David, según para su alabanza, siempre da en el clavo; porque tu siervo Joab me ordenó, y puso todas estas palabras en boca de tu sierva.

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