Entonces Jehová envió pestilencia sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado, que aún ahora estaba fijado por la misericordiosa voluntad de Dios; y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres, habiendo merecido este castigo todo el pueblo por diversas fechorías, especialmente por las rebeliones instituidas bajo Absalón y Sabá.

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