Y Jehová envió pestilencia sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo desde Dan hasta Beerseba setenta mil hombres.

Y envió Jehová pestilencia sobre Israel, desde la mañana hasta el tiempo señalado, más bien aquella mañana, cuando vino Gad, hasta el fin de los tres días.

Y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres. ¡Qué terrible pánico debe haber prevalecido por toda la tierra! ¡Qué terrible agonía debe haber soportado David durante estos horribles tres días y tres noches! Toda la tierra se convirtió en un gran lazareto. Así, por la triste eliminación de tales multitudes de sus súbditos en todos los grados de la sociedad, fue el orgullo del monarca obstinado y vanidoso, confiando en la extensión de su población, profundamente humillado.

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