Y las doce puertas eran doce perlas; cada puerta era de una perla; y la calle de la ciudad era de oro puro, como de vidrio transparente.

Se trata de un cuadro que, tanto en su conjunto, por la impresión que produce en su totalidad como en todos sus diversos rasgos y partes, trasciende toda imaginación. Todo se destaca tan absolutamente más allá de toda concepción humana: Y el que hablaba conmigo tenía como vara de medir una vara de oro, para medir la ciudad y sus puertas y su muralla. Y la ciudad es de cuatro cuadrados, y su longitud es igual a su anchura.

Y midió la ciudad con la vara, doce mil estadios [de seiscientos a seiscientos veinticinco pies], su longitud y su anchura y su altura son iguales; y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, medida de hombre, es decir, de ángel. Todo esto tiene la intención de mostrar que la Iglesia de los santos perfeccionados, la Iglesia Triunfante en la vida eterna, tendrá esa perfección que Dios ha planeado para ella en todos los aspectos, 1 Corintios 13:10 .

Ya no habrá desigualdad ni desigualdad, pero todos los creyentes sin excepción conocerán a Dios perfectamente, llevarán la imagen perfecta de Dios en sus propios cuerpos, serán perfectamente felices y bendecidos, disfrutarán de todos los dones y bendiciones de la eternidad en el plenitud de perfección.

Pero la descripción apenas ha comenzado: Y el material de su muro era jaspe, y la ciudad es oro puro que se asemeja al vidrio transparente; Los cimientos del muro de la ciudad están decorados con toda clase de piedra preciosa: el primer cimiento, jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, calcedonia; el cuarto, esmeralda; el quinto, ónix; el sexto, sardius; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisoprasa; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista.

Y las doce puertas eran doce perlas, cada puerta individual hecha de una sola perla. Y las calles de la ciudad son de oro puro, transparentes como el cristal. A la idea de perfección e inmensidad transmitida en la primera parte de la descripción se agrega aquí la de un esplendor que sobrepasa todo entendimiento humano. Una cosa se destaca más allá de la menor duda: habrá tal gloria, tal belleza, tal esplendor que ni siquiera la más cariñosa y atrevida imaginación del hombre puede alcanzar. Todo será ligero, claro, lleno de inefable gloria. Todos los caminos de Dios se manifestarán ante nuestros ojos, y se nos revelará un milagro tras otro.

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