Las mandrágoras, cuyo olor se suponía que estimulaba el amor, dan olor, y en nuestras puertas hay todo tipo de frutas agradables, la referencia es a los almacenes de frutas y verduras secas sobre las puertas de las casas, nuevas y viejas, que he guardado para ti, oh amado mío, porque sólo los productos más ricos expresarán correctamente la plenitud de su afecto por el rey.

Si bien la Iglesia anhela la consumación del matrimonio celestial, sin embargo, no descuida su trabajo en este mundo. Quiere que el Novio la acompañe al ancho mundo, que visite y observe el crecimiento de las muchas congregaciones, que sea testigo de los resultados de su trabajo. Porque esta labor en la viña del Señor es la verdadera prueba de su amor. En su mente, no hay duda de que hay muchas plantas aromáticas en todo el mundo, los elegidos del Señor, cuyas almas Él recogerá como frutos nobles del trabajo de la Iglesia. Como frutos excelentes, estos frutos se almacenan en el hogar de la Iglesia, para ser guardados para el día en que la obra de la novia termine y se celebren las bodas del Cordero.

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