Y el corazón de estos dos reyes será el de hacer daño, al fingir amistad y así tratar de lastimarse el uno al otro, y hablarán mentiras en una mesa, todas sus protestas de alta estima entre ellos inventadas por jugar a la política; pero no prosperará, ni uno tenga éxito en llevar a cabo los designios particulares que tenía en mente en esta reunión, de los cuales no se encuentran relatos en la historia secular; porque aún el fin será en el tiempo señalado.

La profecía espera con ansias el tiempo en que la opresión ejercida por estos reyes al agraviar a los hijos del pueblo de Dios alcanzaría su clímax, pero, de paso, con el derrocamiento de estos enemigos, su opresión llegaría a su fin.

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