Bebieron vino y, en su estado de ebriedad, alabaron a los dioses del oro y de la plata, del bronce, del hierro, de la madera y de la piedra. Por lo tanto, era esencialmente una exaltación de sus ídolos por encima de Jehová, de quien pensaban que lo habían conquistado en la batalla; pero el profeta indica la vanidad de sus ídolos enumerando los materiales de los que fueron hechos.

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