Circuncida, por lo tanto, el prepucio de su corazón, dicho acerca de la eliminación de la dureza y la insensibilidad que era indiferente a las muchas manifestaciones de la misericordia de Dios, y no sea más terco, rebelde, reacio a seguir Su liderazgo. Sin esta preparación del corazón, que es esencialmente el arrepentimiento, no es posible ni el verdadero temor ni el amor a Dios.

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