No escucharás las palabras de ese profeta o de ese soñador de sueños; porque el Señor, su Dios, les prueba, Él usa la tentación de los falsos maestros para probar la autenticidad de la fe de los creyentes, para saber si aman al Señor, su Dios, con todo su corazón y con toda su alma. No importa, entonces, cuán convincentes sean o parezcan ser los milagros de los falsos profetas, la Palabra del Señor, que había sido recibida por ellos y confirmada por las señales de Jehová, debería seguir siendo su única norma y criterio, a partir del cual no deben desviarse.

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