No escucharás las palabras de ese profeta, ni del soñador de sueños; porque el SEÑOR tu Dios te prueba para saber si amas al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

Ver. 3. No escucharás. ] Los herejes tienen su pitanología, sus buenas palabras y sus buenos discursos, en los que pueden desahogar una escupitaja de opiniones enfermizas, y con los que engañan los corazones de los sencillos. Rom 16:18 No es seguro, por tanto, escucharlos, o hablar con ellos, no sea que nos insinúen y nos contagien, como los montanistas hicieron con Tertuliano; como hicieron los valentinianos con varios cristianos bien afectados; como Acacio el hereje hizo Anastasio, segundo obispo de Roma, A.

D., 497, quien trató de rectificarlo. Se ha informado de Placilla la buena Emperatriz, que cuando Teodosio, mayor, se desea conferir con Eunomio, que disuadió a su marido con mucha diligencia, no sea pervertido por sus discursos y podía caer en la herejía un "te guarden lejos de su inicuo" dice Salomón. "Observa a los que hacen divisiones y evítalos", dice Pablo. Rom 16:17 Y además, "Hay muchos habladores y engañadores rebeldes y vanos,…, cuya boca debe ser tapada", etc. Tit 1:11

a Sozomen, lib. vii. gorra. 7.

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