y el levita (porque no tiene parte ni heredad contigo) y el forastero y el huérfano y la viuda que están dentro de tus ciudades vendrán, y comerán y se saciarán, por una vez se saciarán de comer y de beber; para que el Señor, tu Dios, te bendiga en toda la obra de tu mano que hagas, como recompensa por este alegre cuidado de los pobres, que brotó de la verdadera caridad.

Dos veces dentro del ciclo del año sabático, la décima parte del aumento se reservó para los pobres y necesitados, y cuatro veces se llevó al Santuario de Jehová. Si el Señor bendice a un cristiano en su labor, éste no debe olvidar a los menos afortunados, no sea que el Señor retire su bendición con ira.

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