Cuando salgas a la batalla contra tus enemigos y veas caballos y carros, un equipo que Israel no poseía en ese momento y que siempre daba la impresión de poder superior por parte del enemigo, y un pueblo más que tú, no les temas, porque la batalla no sería para los más fuertes y numerosos según el cálculo humano; porque el Señor, tu Dios, está contigo, como lo mostró tan a menudo en tiempos posteriores, que te sacó de la tierra de Egipto, mostrando así la extensión de Su poder.

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