No traerás el salario de una prostituta, es decir, una involucrada en tales excesos antinaturales, o el precio de un perro, lo que generalmente se paga a un sodomita por un servicio, a la casa del Señor, tu Dios, por cualquier voto. , porque los paganos incluso llegaron al extremo de pagar tal dinero, los frutos de su lascivia, a sus ídolos; porque aun ambos son abominación al Señor, tu Dios, tanto el don como el dador.

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