Y sucederá que si el impío, aquel a quien los jueces han hallado que estaba equivocado, es digno de ser golpeado, literalmente, "si un hijo hiere al culpable", que el juez hará que se acueste, y ser golpeado en la cara, mientras él personalmente presenciaba el castigo, según su falta, por cierto número, en proporción a la severidad de su transgresión.

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