Porque en mucha sabiduría hay mucha aflicción, falta de conocimiento o ignorancia deliberada que salvan a una persona de muchas meditaciones desagradables sobre la debilidad y la mezquindad de la naturaleza humana; y el que aumenta el conocimiento aumenta el dolor, porque comprenderá las condiciones tal como existen, podrá juzgar las cosas como son, y las realidades de este mundo, debido al pecado, son siempre desagradables y vejatorias. Se necesita mucha confianza en el Señor para vencer la ofensa de este mundo.

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