Porque no recordará mucho los días de su vida, porque el recuerdo de cualquier goce terrenal es breve; porque Dios le responde con el gozo de su corazón, otorgándole tal felicidad en esta vida que le permitirá permanecer en medio de las desilusiones de esta tierra con un corazón descansando en la confianza en el Padre celestial, siendo ese el ideal que el creyente debe mantener siempre ante sus ojos.

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