Y salió Moisés a recibir a su suegro, se inclinó, lo besó y lo recibió como correspondía a su posición; y se preguntaban unos a otros por su bienestar, si se les había concedido la paz en el mejor sentido de la palabra. Y entraron en la tienda. "Fíjense en la delicada discreción que ambos hombres observan, con toda su amistad el uno hacia el otro. Jetro no se apresura impetuosamente hacia adelante; envía un mensaje de su aproximación. Moisés lo recibe con la debida reverencia, pero primero lo lleva a su tienda; porque si y aún no se ha determinado cómo puede presentarlo a su gente "(Lange).

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