Entonces dijo su hermana, que se había acercado en silencio durante la excitación, a la hija de Faraón: ¿Quieres que vaya a llamarte una nodriza de las hebreas para que te críe el niño? Se las arregló para hacer su pregunta tan casual que nadie sospechaba que estuviera en el vecindario por diseño, y su pregunta contenía lo suficiente de la sugerencia necesaria para dirigir los pensamientos de la hija del faraón como deseaba que las cosas siguieran adelante.

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