Si ciertamente el hurto se hallare vivo en su mano, sea buey, asno u oveja, restituirá el doble, exigiéndose la restitución cuádruple y quintuplica sólo en caso de que los animales robados ya hubieran sido sacrificados o vendidos. Siendo el robo una ofensa grave contra el prójimo, se tomaron de inmediato medidas severas para mantener a los hombres alejados de esta transgresión.

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