Y no aceptarás ningún regalo, ningún juez debería aceptar un soborno, ni siquiera en la forma de un presente de apariencia inocente; porque la dádiva cega al sabio, actúa como una capucha ante los ojos de quien de otra manera vería bien en cualquier caso que se le señale, y pervierte las palabras de los justos, haciendo lo correcto y equivocado y haciendo que el juez tome decisiones falsas.

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