Y sobre los nobles de los hijos de Israel no puso su mano, el Señor no les hizo daño, aunque ellos, como eran pueblos pecadores, estaban en la presencia de la santidad y la justicia de Dios ; también vieron a Dios, y comieron y bebieron, celebraron un banquete en presencia de la visión, testificando así de la comunión completa y fuerte que había entre ellos y el Señor del pacto. Fue un anticipo de las preciosas y maravillosas bendiciones con las que el Señor se proponía satisfacer las almas de su pueblo para siempre.

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