Y Aarón les dijo: Quitad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, los colgantes de anillos pesados ​​que se usan según el estilo oriental, y tráemelos. Si Aarón, como afirman algunos comentaristas, hizo esta demanda con un espíritu de astucia, pensando que el gran sacrificio que esto implicaba impediría que la gente llevara a cabo su plan, se encontró muy equivocado.

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