Porque Moisés había dicho, antes que los hombres de Leví salieran al matadero: Consagraos hoy al Señor, cada uno sobre su hijo y sobre su hermano, para que él os conceda hoy una bendición. Debían dedicarse al Señor mediante esta obediencia implícita e incuestionable, que despreciaba los lazos incluso de la relación más cercana a fin de obtener la bendición del Señor.

También para los cristianos a menudo se hace necesario negar a los parientes más cercanos, es decir, cuando la alternativa es Cristo o el mundo. La obediencia a nuestro Señor debe ser siempre la primera consideración.

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