y recibieron de Moisés toda la ofrenda que los hijos de Israel habían traído para la obra del servicio del santuario, para completarla. Esa fue la primera gran colección de oro, metales y todos los demás materiales que los artistas necesitaron para el trabajo que se les confió. Y todavía le traían ofrendas gratuitas todas las mañanas. El entusiasmo no fue un simple fuego de paja, sino que duró en un brillo constante.

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