Y Faraón endureció su corazón también en este tiempo, y tampoco dejó ir al pueblo. Puede suceder de vez en cuando que los pecadores obstinados se declaren dispuestos a reformarse en una u otra cosa que es ofensiva para el Señor; pero esos cambios externos no afectan el corazón, que permanece endurecido en los pecados como antes. Solo hay una cosa que los cristianos pueden hacer, a saber, servir al Señor de la manera que Él prescribe en Su Palabra. Toda adoración elegida por uno mismo es una abominación para el Señor.

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