Y habló al hombre vestido de lino, el principal de los seis ángeles vengativos, y le dijo: Métete entre las ruedas, incluso debajo del querubín, aquí mencionado como colectivo, a causa de la unidad de la visión, y llena la tuya. Mano con carbones encendidos de entre los querubines, 1:13, y esparcirlos sobre la ciudad, para provocar su destrucción por fuego. Y entró en mi presencia, realizando la obra que se le ordenó hacer mientras Ezequiel era testigo de su acto.

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