Y sucedió que, cuando profeticé, murió Pelatías, hijo de Benaía, lo que confirma la amenazante profecía pronunciada por inspiración del Señor. Entonces caí sobre mi rostro, vencido por esta evidencia de la justicia vengativa del Señor, y clamé a gran voz y dije: ¡Ah, Señor Dios! ¿Acabarás por completo con el remanente de Israel? Los hijos del Señor intercederán incluso por sus enemigos, con la esperanza de que siempre haya algunos que se salven de la destrucción general. A este respecto, Abraham, quien le rogó al Señor que desistiera de destruir Sodoma y Gomorra, es un ejemplo sobresaliente.

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