Entonces les hablé del cautiverio, a quienes realmente estaba destinado este mensaje, todas las cosas que el Señor me había mostrado. En sí mismo no fue tarea fácil proclamar estos hechos a los exiliados, pero el verdadero siervo del Señor no se deja influir por consideraciones de poca conveniencia, siendo su único objeto dar a conocer la voluntad del Señor.

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