que también te has edificado un lugar eminente, una bóveda o cámara abovedada, como las que se usaban con fines inmorales en relación con las costumbres idólatras, y te has hecho un lugar alto en todas las calles, erigiéndose finalmente los templos de la idolatría en cualquier lugar, sin el menor sentimiento de vergüenza.

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