Pero obré por causa de Mi nombre, Él se abstuvo de ejecutar Su ira por causa de Su propio honor, para que no fuera contaminada ante los paganos, quienes habrían tenido ocasión de blasfemar si Israel hubiera sido severamente castigado por el Señor en ese tiempo, mientras los egipcios eran testigos, entre los cuales estaban, a cuyos ojos me di a conocer a ellos, como por las diez grandes plagas, al sacarlos de la tierra de Egipto.

Esa fue la primera etapa de la existencia nacional de Israel, o más bien la preparación para esta etapa. Incluso en aquellos días, los hijos de Israel habían sido tan tercos y obstinados que el Señor se sintió obligado a castigarlos severamente, y solo Su gran misericordia los había salvado del merecido castigo.

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