Yo lo volcaré, volcaré, volcaré, y no habrá más, la triple repetición denota la terrible certeza del evento, hasta que venga Aquel a quien pertenece el derecho, hasta que el Heredero legítimo, el Mesías, haga Su aparición; y se lo daré a Él, para que desempeñe las funciones tanto de sacerdote como de rey en el sentido más elevado y verdadero de los términos. Hasta el momento de Su venida, todo fue preparatorio e imperfecto.

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