Y ellos te recompensarán por tu lascivia, poniéndolos en la moneda apropiada, como se merecieron, y llevarás los pecados de tus ídolos, los que se cometieron con ellos, por medio de ellos; y sabréis que yo soy el Señor Dios. El mismo horror de la descripción hace que el pecado de Judá se destaque con más fuerza, siendo el efecto pretendido por el Señor el de hacer que todos los hombres vean transgresiones similares con repugnancia estremecedora.

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