Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad sanguinaria, de la ciudad cuya culpa de sangre es tan grande, de la olla cuya escoria está en ella, como manchas de herrumbre que no se puede quitar, y cuya escoria no sale de ella, la referencia es a la maldad omnipresente de la gente. Sácalo pieza a pieza, en un lento juicio y proceso de destrucción; que no caiga suerte sobre él, o "no ha caído sobre él la suerte", en cuyo caso podría haber alguna posibilidad de liberación y salvación.

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