Y te dejaré arrojado al desierto, lejos de la comida y el agua, el elemento que da vida en el caso de estos animales, a ti y a todos los peces de tus ríos; caerás sobre los campos abiertos, literalmente, "sobre las llanuras de los campos", lejos de la comida y el sustento; no serás reunido ni recogido, sin que nadie se tome la molestia de recoger lo que fue tan deliberadamente desechado.

Te he dado por comida, es decir, por comida, a las bestias del campo y a las aves del cielo. Así, el profeta traza un cuadro muy vívido de la destrucción que vendría sobre la tierra de Egipto y su gobernante.

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