Cuando te agarraron de la mano, buscando la ayuda de Egipto, les quebraste y desgarraste todo el hombro; los pedazos rotos del bastón atravesaron la mano y el brazo, hasta el hombro; y cuando se apoyaron en ti, confiando en la ayuda de Egipto, tú quebraste e hiciste que todos sus lomos estuvieran firmes, es decir, la firmeza de los lomos de Israel fue tan sacudida que el poder para mantenerse erguido fue quitado. Egipto no solo era un aliado poco confiable, sino una amenaza del peor tipo.

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