Así dice el Señor Dios, al describir la impresión que causó la caída de Asiria en otras naciones y al hacer la aplicación al caso de Faraón: El día en que descendió al sepulcro, cuando la potencia mundial asiria fue destruida, yo causó un duelo, los hombres se detuvieron por un tiempo para considerar la calamidad con horror y dolor; Cubrí el abismo para él, literalmente, "Yo cubrí, por su cuenta, el diluvio", lo que le había dado su poder vivificante, y contuve sus inundaciones, reteniendo las diversas corrientes de las que se habla en el versículo 4, y se detuvieron las grandes aguas; e hice llorar al Líbano por él,literalmente, "oscurecerse sobre él, en duelo por la caída del poderoso cedro Asiria", y todos los árboles del campo se desmayaron por él. A causa del derrocamiento de Asiria, el mundo entero sufrió, de modo que se cortaron todas las fuentes de riqueza y poder.

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