Y he aquí, el hombre vestido de lino, que tenía el tintero a su lado, para registrar más fácilmente todas sus obras, informó del asunto, anunciando el hecho consumado, diciendo: He hecho como me mandaste. Así se cumplió el primer acto del juicio. En medio de este castigo general, es un pensamiento consolador que Dios haga que su pueblo esté seguro contra la ruina común, aunque todo lo demás en la tierra sea confundido.

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