excepto lo que comieron los jóvenes y la porción de los hombres que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre; que tomen su porción. Es una negativa amable, pero solemne y enfática. Con una confesión en el Dios verdadero, en cuyo nombre jura, Abram declara que los hombres que pertenecen a sus aliados pueden aprovechar la oferta y reclamar su parte del botín, y él estaría dispuesto a aceptar lo que sus sirvientes habían consumido en alimentos que desafían su campaña; pero en cuanto a sí mismo, ni siquiera un hilo o una correa de sandalia aceptaría del rey de Sodoma, no fuera que este último se vanagloriara después de que Abram le debía sus riquezas.

Abram no quería tener obligaciones con el rey pagano. Aun así, los creyentes de hoy son animados a hacer el bien también a los incrédulos; pero más allá de eso no deben ir, no sea que su cristianismo se ponga en peligro.

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