Y Labán le dijo: Ciertamente tú eres mi hueso y mi carne. Quedó satisfecho con el relato que dio Jacob, porque demostró de manera concluyente que este último era su sobrino. Y permaneció con él el espacio de un mes, conociendo así tanto a la familia como a las circunstancias de la familia. Así el Señor había guiado los pasos de Jacob, así como Él vela por los pasos de todos Sus hijos en la tierra. A pesar de muchas dificultades y privaciones, por lo general se las arreglan para encontrar un hogar y amigos, dando así el Señor evidencia de su cuidado paternal.

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