Y concibió de nuevo y dio a luz un hijo; y ella dijo: Ahora alabaré al Señor; por eso llamó su nombre Judá (alabanza de Dios, uno por quien se alaba a Dios); y rumbo izquierdo. Lea ahora se apartó por completo de sí misma y se dirigió a Jehová, quien ahora también detuvo su carga por un tiempo, para que no comenzara a confiar en sí misma. La lección de que todos los buenos dones provienen de Dios y son dados por Su misericordiosa bondad no se puede aprender demasiado bien.

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