Y Labán respondió y dijo a Jacob: Estas hijas son mis hijas, y estos niños son mis hijos, y estos ganados son mis ganados, y todo lo que ves es mío; ¿Y qué puedo hacer yo hoy por estas mis hijas o por sus hijos que han nacido? Aunque Labán todavía habla con una jactancia injustificada, refiriéndose a su poder superior y asumiendo derechos que ya no poseía, sus palabras también muestran que la reprimenda de Jacob ha surtido efecto.

Se da cuenta de que cualquier atentado contra la vida o el bienestar de Jacob dañaría también a sus hijos y nietos. Al mismo tiempo, surge en él el temor de que Jacob algún día regrese a Mesopotamia a la cabeza de una poderosa banda y venga su agravio.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad